Análisis de ‘Toy Story 2’: ¿Qué es el cariño tras una vitrina?

En el año 1998, habiendo salido ya ‘Bichos’, la segunda producción de Pixar, se estrenaba la secuela de Toy Story: ‘Toy Story 2’.

En esta ocasión, debido a que no he visto tantas lecturas como vi en la primera, haré una reseña más ‘estándar’.

Al igual que en la primera, veo dos tramas principales que soportan el peso argumental, una por protagonista: Woody tiene una trama que le enfrenta contra una realidad que pinta lejana, pero que se acerca, que es el paso del tiempo y la obviedad de que, algún día, Andy será mayor y ya no querrá jugar con ellos. Y Buzz y los demás tendrán la trama más divertida de la película, una aventura que les llevará a buscar a su compañero secuestrado.

En la trama de Woody, vemos cómo el juguete llega, por un desafortunado incidente, a manos de Al, un coleccionista y especulador de juguetes con intención de vender una gran colección privada a un museo en Japón, constituida por juguetes sacados de una famosa serie de televisión de antaño. Durante esta circunstancia, Woody conocerá a Oloroso Pete, un jueguetillo pequeño, encerrado en su embalaje inmaculado, Perdigón, un caballo  de fieltro y plástico, sin capacidad de hablar, y Jessie, una vaquera, igual que el protagonista. Al principio, como pasaba en la primera ‘Toy Story’, tendremos un Woody reticente con el resto de personajes, ya que ellos quieren ir a Japón y el vaquero quiere volver con Andy. Pero, tras unos cuantos vaivenes, termina por acceder y abandonar su vida actual.

En este argumento, como decía antes, Woody se enfrenta a su propia realidad de la obsolescencia. Va a llegar un día en el que ya no va a quererle Andy. Y va a quedar olvidado en un rincón. Así que, claro, siguiendo el consejo de Oloroso Pete, se va a Japón. Cuando ya estaban todos embalados, Buzz y sus colegas llegan al lugar, donde Al les tenía retenidos. Y el astronauta consigue volver a convencer a su amigo para que no se vaya. Puede ser que Andy no les quiera, cuando tenga que ir a la universidad, puede que les deje en un rincón, pero tanto Buzz como Woody saben que el cariño de un niño no vale nada si estás detrás de una vitrina. Y a Andy todavía le quedaban muchos juegos que llevar a cabo con sus juguetes. Así que deciden volver a casa.

Uniendo las dos tramas, finalmente.

Antes de continuar con el tercer acto de la película, contaré la trama de Buzz, aunque no tardaré mucho, ya que no es demasiado profunda, más bien, tal cómo yo la veo, es una declaración de amor al cine, aunque acostumbrados a las películas actuales, cómo ‘Rompe Ralph’, en las que pesa más un cúmulo gigantesco de referencias que la historia, quizá esto no sea tan evidente. En el argumento del grupo, vemos una trepidante aventura que contará con varias referencias a franquicias y películas importantes del siglo pasado, cómo Star Wars o Jurassic Park. Veremos, por fin, al Emperador Zurg en acción y una delicia de subtrama que hace una de mis favoritas de la saga. Y poco más, la verdad. En cuanto a la profundidad, esta trama queda algo vacía, pero es un contrapunto perfecto para la historia que se cuenta con Woody.

En el final de la película, tenemos unas escenas muy entretenidas y tensas hacia el cierre de la cinta, con un emotivo encuentro para concluir.

Los personajes nuevos se quedan y hacen una conjunción perfecta con los que ya había, creando un grupo más amplio y diverso. Ayudando, así, a dar una película que supera a su predecesora en cuánto a entretenimiento, creo que más accesible para los chavales, debido a toda la trama de Buzz y el resto del grupo. Por ello, creo que siempre ha sido mi favorita.

Para terminar, tenemos una película aún más redonda que la primera en cuánto a guión, ya que queda mejor escrito, aunque algo vacío en comparación. Pero, sin duda, sigue siendo una gran película y otro gran paso en lo que fue la Pixar primigenia.

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