Crítica de ‘La Balada de Buster Scruggs’: El viejo Oeste es despiadado.

Repasamos 'La Balada de Buster Scruggs', la última creación de los Coen estrenada en Netflix.

El pasado 16 de Noviembre tuvo lugar el estreno televisivo en Netflix de la última película de los hermanos Coen: ‘La Balada de Buster Scruggs’ (The Ballad of Buster Scruggs). Y decimos televisivo, porque la película ha seguido la senda de otros productos de plataformas VOD y fue estrenada previamente y de manera limitada en algunos cines, así como en diferentes festivales de cine. De hecho, el film se fue del Festival Internacional de Cine de Venecia, con el Premio Osella al mejor guion bajo el brazo (que no es poca cosa).

Un muestrario de vida, muerte y humor negro.

La película está constituida como una antología temática por capítulos en la que se nos van presentando diferentes historias y personajes. La primera, centrada en el carismático forajido Buster Scruggs, es de hecho la que da nombre al libro/película que nos relatan. Y es que esta primera historia funciona no solo como relato individual, sino como presentación del tema, en sus diferentes variedades, que se desarrollará en el resto de historias narradas. Sin querer entrar en muchos detalles, pues uno de los principales alicientes del film, es ir descubriendo qué nos van a contar, vamos a repasar brevemente qué nos encontraremos en sus seis relatos.

En la primera historia, ‘La Balada de Buster Scruggs’, nos encontramos con un magnífico Tim Blake Nelson (presente también en la próxima serie de Watchmen) dando vida al memorable Buster Scruggs. Buster es un forajido un tanto peculiar que marca la diferencia entre los malos modales imperantes de la zona y época. Como señalan algunos análisis, el proceder de este personaje recuerda al animado Bugs Bunny, y francamente, dudamos que sea casualidad. Este capítulo es sin duda, el mejor y más talentoso tramo de la película, y es que los Coen han creado algo genuino e inolvidable con esta historia. El por qué, te tocará descubrirlo a ti.

En ‘Cerca de Algodones’, nos presentan a un vaquero interpretado por James Franco, abocado a la procrastinación (imaginamos, que superado ante la implacabilidad del lejano Oeste) e incapaz de escapar de lo inevitable. Tras ello será el turno de ‘El Mantenido’ (tirón de orejas, por cierto, para Netflix por su mala traducción de casi todo en esta película), donde nos cuentan la historia de un empresario, interpretado por Liam Neeson, y su artista representado, hipnóticamente recreado por irreconocible Harry Melling (sí, Dudley Dursley en la saga Harry Potter). En esta historia podremos vivir de primera mano, el arduo camino del arte (y de lo extraordinario) por sobrevivir en unos tiempos tan convulsos y mediocres como estos. Sin duda, uno de los pasajes más duros de la película.

En cuarta instancia no encontramos con ‘El cañón de oro’. Una historia sobre la insignificancia del ser humano y sus batallas personales frente a la magnificencia de la creación, y sobre la corrupción que ejercemos sobre lo sagrado. Una de las historias más entrañables (al menos para servidor) e ilustrativas del conjunto. Tras ella, llega el turno de ‘La mujer desconcertada’, una historia sobre dudas y deudas, y sobre la importancia de la seguridad (o la falta de esta) en tiempos de desconcierto y azar. Aplaudible también la comedida pero atinada interpretación de Zoe Kazan en este pasaje. Por último, y para cerrar la antología, nos presentan la historia de ‘Los restos mortales’, donde varios personajes de una diligencia conversan y cantan sobre la vida y la muerte. Posiblemente, el eslabón más flojo del conjunto.

Un irregular viaje del que guardas un gran recuerdo.

Este proyecto nació inicialmente como una serie, para transmutar finalmente en una película. Nunca sabremos cuánta culpa pudo tener realmente este hecho en el irregular resultado del conjunto de las historias, pero la idea sobrevuela en nuestras mentes. Y es que la sensación de que a algunas historias les sobran minutos y a otras les falta, es casi unánime. Así como lo es también, la generación de unas falsas expectativas de tono, creadas tras la primera historia (aunque eso no obstante, es más bien culpa del espectador y no de los Coen). A pesar de todo, y debido seguramente a la brillantez de algunos de los pasajes y del sobresaliente trato de los diferentes elementos, la sensación que prevalece es la de estar ante un gran film.

El uso de la cámara es excepcional, la fotografía se adapta magistralmente a cada historia, y la música compuesta por Carter Burwell para la ocasión es memorable. De hecho, este servidor se atreve a apostar por la presencia de esta magnífica OST en la pugna por el Oscar, así como del magnífico tema ‘When a Cowboy trades his spurs for Wings’ en la contienda por la mejor canción. Dudo mucho que la academia deje pasar la oportunidad de poder premiar a un tema country y poder tener en su escenario a Willie Watson y Tim Blake Nelson interpretándolo en directo.

Respecto al reparto, nos encontramos a un casting repleto de grandes estrellas y de nombres más humildes pero consistentes. Es digno de mencionar, cómo algunas estrellas (como James Franco, Liam Neeson o Brendan Gleeson) se conforman con dar vida a personajes menos gustosos que otros que nos encontramos, en pos del éxito del conjunto general. No obstante, y aun habiendo grandes interpretaciones, puede que Netflix lo tenga algo complicado a la hora de categorizar a los personajes en caso de presentarlos como propuestas en los Oscar (en caso de que pretendan hacerlo, claro).

Sea como sea, y a pesar de la complicada misión que llevan a cabo (no es fácil tarea hacer una antología con resultados regulares), los Coen consiguen crear un producto único e icónico. Una carta de amor al Western y una tesis sobre la condición humana. El film es un extenso libro con momentos de humor negro, drama puro y duro, escenas tarantinescas, potentes imágenes, simbolismos por doquier y profundas reflexiones sobre las que crear poso. Es elogiable y destacable además, el hecho de poder descubrir montones de detalles que lo redondean todo, en sus posteriores revisionados (este servidor que escribe, la ha visto ya tres veces). Síntoma claro de la libertad creativa de la que han gozado los hermanos, y el esmero que han puesto a la hora de llevar a cabo este film.

Y es que al final ‘La Balada de Buster Scruggs’, es como ese viaje que hiciste en el que tuviste cuatro horas de retraso, y el menú del restaurante no fue lo bueno que esperabas, pero en el que todo lo demás fue tan increíble y apabullante, que guardas un gratísimo recuerdo de él. Sin duda, uno de los mejores trabajos firmados por los hermanos Coen.

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