Crítica de Alpha. La historia de un chico y su perro hace 20.000 años.

Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre, pero, ¿Qué tiene entonces que ver el lobo en esta historia?

Poco se supo acerca de esta aventura familiar hasta unas cuantas semanas antes de su estreno en España, donde un primer y único trailer nos mostraba sobre que iba a tratar esta película. Claramente se veía cual iba a ser la trama de la que iba a consistir, que no es otra que la de un joven que queda solo en la montañas con la única compañía de un lobo, en la que tendrán que aprender a ayudarse mutuamente para sobrevivir.

Albert Hughes, director de esta película, nos trae una historia propia con un sello parecido al que en su día dio a la película “El libro de Eli“. Este sello personal es la escenografía de la película y, sobre todo, su buena fotografía.

Como protagonista de la cinta tenemos a Kodi Smit-McPhee, actor que últimamente esta interpretando al mutante rondador nocturno en las nuevas películas de los X-men. En esta película no demostrara sus dotes como actor, si es que verdaderamente las tiene. El personaje interpretado por este es un personaje totalmente plano, sin ningún tipo de desarrollo personal. La verdad es que esto hace que no entres apenas en la historia contada, ademas de una nula empatía con él.

 

Una aventura épica y una historia de supervivencia ambientada en la Europa de hace 20.000 años, durante la última glaciación. En mitad de su primera cacería con el grupo de élite de su tribu, un joven es herido y dado por muerto. Al despertar se encontrará débil y solo, y deberá aprender a sobrevivir y abrirse camino ante la dura y cruel naturaleza. Acompañado a regañadientes de un lobo abandonado por su manada, los dos aprenderán a confiar el uno en el otro, convertirse en aliados y superar los innumerables peligros para intentar encontrar el camino a casa antes de que llegue el letal invierno. (FILMAFFINITY)

La historia tiene una narrativa lineal, demasiado fácil de entender y hasta en ocasiones demasiado cargante por la cantidad de planos que utiliza el director para explicar algo que todo el mundo ya había dado por entendido. En el tramo medio y final de la película esto llega a hacerse verdaderamente pesado. Esto hace que salgas un poco más de la película que, aunque es agradable a la vista, se hace muy anticuada esta forma de llevar una historia.

La película cuenta con innumerables paisajes alucinantes y verdaderamente maravillosos además de un CGI fantástico en los animales de la prehistoria. Pero esto no es suficiente para destacar esta como una excelente película, que no deja de ser una típica aventura familiar, salvo que en esta excepción nos cuentan la primera vez que el ser humano fue capaz de percibir el amor que hay en los canes. Lo malo es que lo hace de una forma un tanto irreal, ya que reduce la domesticación de los lobos a una serie de pequeñas interacciones que no transmiten la verdadera dificultad para domesticar un animal salvaje.

La película no deja de mostrarnos los típicos clichés de supervivencia con varios deus ex machina a lo largo de esta, con verdaderas escena que únicamente podrían ocurrir en una pantalla de cine y para nada creíbles. En este tipo de películas todo vale para que pueda haber un final feliz y que agrade a todo el mundo, aunque es el giro final de la película el que hace que te salga una sonrisa unos minutos antes de que aparezcan los créditos. Este momento, por cierto, es destripado totalmente en el trailer y que no veo la gracia de incluirlo en él.

Además, la banda sonora de la película es casi inexistente y no ayuda en nada al desarrollo de la historia, un gran fallo, ya que una buena banda sonora hubiera rescatado un poco mas a esta simple historia.

Sin nada mas que añadir, es una buena aventura para toda la familia, y sobre todo una muestra de los buenos valores que deben aprender las nuevas generaciones.

¿Vosotros habéis visto ya la película? ¿Qué os ha parecido? Déjanos saber todo en los comentarios.

 

 

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