Crítica de ‘Cadáver’. Aquí hay un muerto demasiado vivo.

Hoy hablaremos de la película Cadáver, cinta que da la vuelta de tuerca a las típicas películas de exorcismos de hoy en día.

Posibes spoilers en el siguiente análisis.


Sony Pictures es la encargada de traernos Cadáver, una nueva película sobre exorcismos, solo que esta vez al demonio nos lo encontramos muerto, para revivir después en la morgue. Esta es la primera película estadounidense que dirige Diederik Van Rooijen, quien hasta ahora solo había rodado películas de su país de origen, Los Países Bajos. El guionista es Brian Sieve, conocido por escribir guiones para series de televisión,como Scream o Teen Wolf, y para las dos secuelas de Boogeyman.

Shay Mitchell se estrena como protagonista y sumándose a las películas de terror, al igual que ya hicieron sus otras compañeras de reparto de Pequeñas Mentirosas. Su personaje, Megan Reed, se enfrenta a un cadáver que está muy vivo, interpretado por Kirby Johnson.

Una ex agente de policía decide comenzar a trabajar en la morgue por las noches cuando un hecho traumático en su carrera la obliga a alejarse del cuerpo y a mantener su cabeza despejada. Esta se verá forzada a superar sus miedos y su escepticismo se verá puesto a prueba cuando el cadáver de una chica exorcizada la obliga a enfrentarse a sus propios demonios, física y mentalmente.

Cadáver nos ofrece una historia sobre un exorcismo pre-mortem y sus posteriores consecuencias al no haberse conseguido destruir por completo al demonio que habitaba en el cuerpo de la víctima.

Esta historia nos arroja un mensaje sobre la importancia de la superación de traumas personales y la oportunidad de redención sobre nuestros errores pasados. La historia ahonda en los conflictos internos de la protagonista, que trata de resolverlos adentrándose en la trama más profundamente. Consigue mantener al espectador en tensión y que salte de la butaca con unos cuantos sustos.

También me da la sensación de que la película da vueltas sobre sí misma, no llegando a arrancar ni conseguir todo su potencial hasta el tercio final.

Shay Mitchell carga con todo el peso de la película metiéndose en la piel de Megan Reed, una ex policía fuerte pero atormentada por su pasado. La actriz se desenvuelve bien en el papel pero no logra que el público empatice demasiado con ella, precisamente por esa personalidad fría y monótona que trae consigo.

Es Kirby Johnson (el cadáver de Hannah Grace), en cambio, la que consigue ponerte los pelos de punta en algún que otro momento gracias a su interpretación. Esto está potenciado por los grandes y espectaculares efectos especiales, tanto digitales como prácticos de maquillaje y de sonido.

El productor Sean Robins nos ponía en antecedentes antes de ver la película.

“A la hora de decidir el tono y el tipo de terror que quería crear, tomé algunos de los elementos que más me interesaban de películas como El resplandor, La semilla del diablo, Repulsión, La mosca… o sea, terror del que se te queda dentro.

Sí, quieres asustar a la gente, pero una semana después de ver la película quiero que aún se sientan: ‘Vaya, eso me afectó, fue extraño’.

Una enorme fuente de inspiración para esta película fue Alien, el octavo pasajero, con Sigourney Weaver como una mujer fuerte atrapada en un espacio reducido y enfrentada a una fuerza malévola que es potencialmente más fuerte que ella.”

El resto de actores secundarios no destacan demasiado, se adaptan correctamente al rol que se les otorga permaneciendo planos y en algunos casos estereotipados.

La parte más destacable de la película es sin duda la interpretación de Kirby Johnson en su papel como cadáver. Te resultará escalofriante escuchar el cuerpo de la joven crujiendo y deformándose a medida que se mueve por los escenarios.

 

 

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