El eterno debate acerca de si merece la pena hacer secuelas (o remakes) de las películas más icónicas del cine del siglo XX ha llegado a Cazafantasmas. Desde el lastimoso intento de su reboot en el año 2016, no sabíamos si la franquicia daría más de sí. Todo esto hasta que se anunció Cazafantasmas: Más Allá.
Esta secuela directa de las dos películas originales (Cazafantasmas, de 1984 y Cazafantasmas 2, de 1989) es una oda a la nostalgia que emocionará a los fans más clásicos de la saga como a las nuevas generaciones. Una película que, sin revolucionar a grandes rasgos los elementos más clásicos de Cazafantasmas, mantiene el nivel de las anteriores y se corona como cierre de una digna trilogía de blockbusters.
Cazafantasmas: Más allá cuenta la historia de una madre soltera (Carrie Coon) y sus dos hijos (Mckenna Grace y Finn Wolfhard), que llegan a una pequeña ciudad en la que descubrirán su conexión con los cazafantasmas originales y el legado secreto que dejó su abuelo sobre sus espaldas.
La simpática historia que nos presentan consigue emocionar al espectador, a la par que homenajear a la obra original. La comedia transgresora que caracteriza a los personajes de las dos primeras películas se adapta a los tiempos en los que vivimos para darnos momentos muy gamberros que harán que te despegues del asiento. Como ya he dicho, funciona perfectamente como cierre, pero también como un nuevo inicio. El guion hila las historias de los nuevos personajes con los cazafantasmas originales sin sentirse forzado. Sin embargo, no he conseguido conectar con estos nuevos protagonistas.
El desarrollo de algunos de los personajes, sobre todo de los secundarios, se me hizo algo cuesta arriba. La conexión que tienen con los protagonistas es interesante, pero hay muchas veces que se sienten incluidos en la trama principal porque sí. No aportan mucho, al contrario que los protagonistas. Con estos, es fácil cogerles cariño y compadecerte de muchos problemas de su vida. Phoebe (Mckenna Grace) se roba el show y se corona como líder y fundadora del nuevo grupo de cazafantasmas, al igual que ocurrió con su abuelo, Egon Spengler (Harold Ramis), en la película original. De hecho, la película se encarga de homenajear al actor ya fallecido de una manera sensacional. La presencia de su figura es notable de forma constante a lo largo de la obra. Los fans, preparad los pañuelos, porque el director Jason Reitman se ha encargado personalmente de emocionarnos.
Lo cierto es que en el guion, la reinvención de viejos conceptos me hizo recordar a la situación que se vivió con el Episodio VII de Star Wars respecto a la trilogía original. Y sí, es que en esta película parece que no paramos de tener referencias y guiños a elementos muy queridos de la cultura popular. El fan más “geek” sale ganando una bonita experiencia con el filme. De hecho, mantener al espectador atento con algunos de los chascarrillos y referencias hacen algo más llevadero el ritmo de la película, que es uno de los fallos más significativos que la encuentro.
El esquema que han seguido a la hora de desarrollar la historia (y en su montaje final) tiene muchos altibajos. Muchas veces da la sensación de ir a medio gas para que pasemos de una forma excesivamente rápida al acto final. Se toman su tiempo para presentar a todos los personajes y sus motivaciones. Sin embargo, cuando estos no interesan tanto, se hace difícil que el espectador no eche de menos la falta de acción.
A pesar de esto, la dirección que ha tomado Jason Reitman (hijo del director de las películas originales, Ivan Reitman) me ha parecido muy curiosa. En la fotografía y el trato de la imagen no se ha asemejado en nada a las obras de su padre. Más bien, tiene su marca personal, pareciéndose mucho al estilo de dirección que nos tiene acostumbrados. Como antes comentaba, gracias a las referencias y al ambiente “cazafantasmero” que tiene la película consigues considerarla como secuela, pero no por las semejanzas visuales al ver cualquiera de los fotogramas de la película.
Aún así, ¿a quién no le emociona ver escenas de acción de los cazafantasmas con las tecnologías que tenemos hoy en día? Los efectos especiales están a la altura de cualquier blockbuster que vemos en estos tiempos en las salas de cine. Pero también me gustaría destacar el uso de efectos prácticos en muchas escenas de la película. No todo es CGI, y se nota (para bien). Ayuda mucho para verla más como secuela de las originales que como remake. Como ya sabéis, las dos anteriores se estrenaron en el 1984 y 1989 respectivamente, y no existían las tecnologías de postproducción que tenemos en los tiempos actuales. Los efectos prácticos y el stopmotion mandaban por aquel entonces. Y en esta producción se nota que también han querido rendir en muchas ocasiones homenaje a este hecho.
La banda sonora también es un elemento a destacar. Sin ser el espectáculo de “remixes” que esperaba de las sintonías originales, me ha llamado la atención. Ayuda mucho a mantener la tensión en momentos puntuales y a transmitir las emociones que se buscan con esta película. Por lo tanto, me alegro de que no hayan tirado del tema original de Ghostbusters para repetirlo 80 veces a lo largo del producto.
Y ahora… ¿Qué viene después? ¿Ha tenido un cierre total de la saga? ¿Queda un final abierto para nuevas producciones? Pues son preguntas que no nos gustaría desvelar, ya que debéis ir a ver esta película para descubrirlo. Bueno, lo único que sí os podemos decir es que no os mováis de los asientos hasta que terminen todos los créidtos, ya que esta película cuenta con dos escenas post-créditos. Una la veréis en mitad de los mismos, y la otra justo al final.
Cazafantasmas: Más allá llega el 3 de diciembre en 2021 a los cines españoles de la mano de Sony Pictures España. Prepara tu ECTO-1 en miniatura, tus pistolas de protones y tus trampas de fantasmas porque estamos ante uno de los estrenos más esperados de este año. Nos vemos muy pronto con más novedades en Cineverso.