Crítica de ‘John Wick 3: Parabellum’.

John Wick 3: Parabellum es, junto a Mission: Impossible – Fallout y Mad Max Fury Road, la mejor película de acción que ha dado Hollywood en los últimos años. Fuertemente influenciada por la ola de cine de acción surgida en Indonesia, con el díptico The Raid 1 y 2 como máximos exponentes, este filme sustituye a The Night Comes For Us como el mejor discípulo del cine de Gareth Evans, siendo notoria la inspiración en el mismo en aspectos como la estructura del climax tercer acto, deudora tanto de toda The Raid como del climax final de The Raid 2, la construcción de algunas escenas concretas -véase la pelea contra Yayan Ruhian y Cecep Arif Raman y su paralelismo rítmico con los climax de The Raid y The Raid 2, usando su notable BSO para marcar el tempo del combate- o la presencia de estos mismos actores.

Y hablando de actores, cabe destacar las nuevas incorporaciones al elenco de secundarios, tanto a nivel actoral como de personajes. A los ya mencionados Yayan Ruhian y Cecep Arif Raman -Perro Loco en The Raid 1/ Prakoso en The Raid 2 y The Assassin en The Raid 2 respectivamente- se unen una Halle Berry en estado de gracia tanto a nivel dramático como físico, un Mark Dacascos notable y una Asia Kate Dillon más que correcta. A este grupo de caras nuevas se unen los ya conocidos Lawrence Fisburne, Lance Reddick e Ian Mcshane, además de algunos cameos bien introducidos, entre los que se encuentran Anjelica Houston, Jerome Flynn -Nuestro querido Bronn de Aguasnegras– , Jason Mantzoukas (Adrian Pimento en Brooklyn NineNine) y Randall Duk Kim, cuya presencia sirve para brindar un guiño al fan de Matrix, pues este interpretaba a The Keymaker en Matrix Reloaded.

Estos actores interpretan a una numerosa caterva de personajes que ayudan a ampliar la ya de por sí extensa e interesante mitología de la franquicia, y que aportan nuevos datos tanto acerca del pasado de Wick como de todo el entorno que rodea y compone el mundo de estos hiperestilizados asesinos, destacando por encima del resto Sofía, interpretada por Halle Berry, personaje capaz de hacer sombra al mismísimo Baba Yaga cuando llega la hora de las artes marciales y los tiros a la cabeza.

Unos tiros a la cabeza y unas artes marciales filmadas con una exquisitez envidiable. Porque sí, la mitología de la saga es algo importante, pero si has entrado a la sala de cine para ver John Wick 3 es que quieres sangre. Y me complace informarte de que estás de enhorabuena, puesto que la tercera entrega de la franquicia contiene las que, probablemente, sean las mejores escenas de acción que Hollywood nos ha dado en los últimos años. Al igual que ocurría en las anteriores entregas, unas coreografías medidas al milímetro sirven como núcleo de las mismas, pero donde las anteriores se quedaban ahí, en las llaves de Judo y los múltiples tiros a la cabeza, Parabellum añade una variedad muy refrescante, tanto a nivel de armas (cuchillos, caballos, hachas, armas de fuego…) como de escenarios, con algunos bienvenidos e inesperados cambios de ambientación. Esto, sumado a la variedad de personajes (puesto que el estilo de Wick es siempre el mismo, ver a otros personajes con otros estilos de combate hace que no nos cansemos de ver siempre lo mismo), y a algunas setpieces de escándalo, como la escena de Halle Berry y sus dos mascotas o el espectacular plano secuencia del puente, subsanan los pocos errores a nivel de acción que presentaban las anteriores, y elevan a John Wick 3: Parabellum como la mejor entrega de la franquicia hasta el momento.

Pero a pesar de lo que pueda parecer, esta película no es perfecta. Para empezar, el aumento de escala, a pesar de estar muy bien compensado mediante la autoconsciencia que la franquicia muestra desde su primera entrega, provoca algunas situaciones un tanto inverosímiles, incluso para el mundo que se nos presenta. Además, el final -no confundir con el climax final- no está a la altura del resto de la película, puesto que se siente un tanto forzado, más como una excusa para crear una cuarta entrega que como un motivo lógico que cause la continuación de la historia (Como sí ocurría en la entrega anterior). Finalmente, la ausencia de algún tema de Le Castle Vania -quien ya aportó LED Spirals en la primera entrega y John Wick Mode en la segunda- , sumada a la escasa variedad de situaciones -pues todo se reduce a combates, se nota la falta de alguna persecución o escena de tensión que aporte algo de variedad en ese sentido- terminan de llenar la lista de errores que el filme presenta.

Aún así, nada de esto logra empañar la realidad: John Wick 3: Parabellum es la mejor película de acción en lo que llevamos de año, y me atrevo a asegurar que no será superada por ningún estreno posterior (aunque Hobbs & Shaw tiene posibilidades de acercarse, no por nada está realizada por el otro director de John Wick, David Leitch). Si sois fans de la saga es imprescindible, pero si es la primera vez que oís hablar de la franquicia es altamente recomendable incluso sin haber visto las anteriores, puesto que los dialogos de Parabellum aportan contexto acerca de los sucesos acontecidos en el pasado. Solo queda esperar que la ya anunciada cuarta entrega consiga corregir los errores presentados en esta.

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