¡ESTE ARTÍCULO CONTIENE SPOILERS DE LA TEMPORADA 4 DE LA CASA DE PAPEL!
Algo que me llamó la atención de La Casa De Papel desde la primera temporada era que parecía que los personajes no sufrieran las consecuencias de pasar días en tensión confinados en un atraco. Para mi sorpresa, el descontrol de la temporada 4 deja patente que los días de robo pesan sobre los atracadores y rehenes. Pero por desgracia, también lo hacen sobre el espectador. La extensión en el tiempo de este robo nos ha brindado una temporada llena de flashbacks irrelevantes y de acción sin contexto ni sentido alguno. Pero eso sí, acción gratuita que engancha y satisface.
Empezando por lo peor de la serie, los flashbacks cada vez se notan más forzados. Ya en la anterior temporada jugaron con el efecto nostalgia reviviendo a Berlín en las memorias del Profesor. Y estaban dentro de lo que cabe justificadas, ya que eran la explicación del robo (aunque a mí, me sobraron). En estos nuevos capítulos han vuelto a apostar por traer a la vida a este icónico personaje, pero su función ha cambiado. Ahora profundizan algo más en su psicología, como su amor por Tatiana, su relación con Palermo o su ira incontrolable. Lo que considero un error. Cada vez que salía no hacía más que preguntarme: ¿por qué me tiene que interesar esto? Creo que el espectador ha perdido ya el interés en Berlín. Ya no aporta a la trama más que nostalgia, y esto va perdiendo efecto según la historia avanza sin él.
Lo mismo me ocurre con los flashbacks de Nairobi. ¿Cuántas veces más nos van a contar que echa de menos a su hijo y que quiere ser una buena madre? Eso ya quedó claro en la anterior temporada, hubiera aportado mucho más ahondar en las otras facetas que hacen a este personaje tan interesante y querido. Y esa es la tónica de todos los viajes al pasado, reincidir en lo ya contado anteriormente (el apasionado amor de El Profesor y Lisboa) y sin entrar en historias nuevas (¿de dónde viene la inspectora Sierra?).
Esos flashbacks ocupan la mitad de la temporada, y la otra mitad está protagonizada por acción desmesurada y sin sentido al más puro estilo de producción hollywoodiense. No voy a negar que, a efectos de entretenimiento, cumplen perfectamente su función. Pero rompe completamente con la partida de ajedrez a la que nos tenía acostumbrados la serie.
Considero que gran parte del éxito de La Casa de Papel se debe a esa frenética partida de ajedrez llena de inteligencia que el espectador parece estar presenciando. Excepto los dos últimos capítulos (y cogidos con pinzas) la estrategia brilla por su ausencia en esta 4ª temporada y da paso a persecuciones, peleas y tiroteos gratuitos. Es cierto que estas historias necesitan esa acción, pero hay una delgada línea que ninguna producción sobre atracos debe sobrepasar: el robo siempre tiene que parecer realizable al espectador, en cuanto suena demasiado fantasioso pierde interés. Y la temporada 4 de La Casa De Papel está caminando sobre esa línea.
Otro gran punto débil de esta temporada ha sido el guion y los diálogos. Retirados los planes estratégicos de la línea argumental de la serie, se echan en falta esas características “guerras dialécticas” del Profesor. A lo que no han renunciado es a la pseudo-poesía/filosofía de Tokio, que a mí personalmente ya me cansa. Que el relato esté contado por ella aporta originalidad a la trama, pero sus reflexiones suenan pretenciosas. Los diálogos resultan vagos y no explican el porqué de determinados acontecimientos. ¿De dónde salen esas tramas de amor (Bogotá y Nairobi)? ¿Qué pasa con el coche accidentado? ¿De dónde salen esos mineros? Y lo peor, ¿por qué todos de repente parecen olvidar que Palermo soltó a Gandía (sobre todo Helsinki)?
No me gustaría terminar el artículo sin hablar de los puntos positivos de esta temporada. El giro a la acción hace que la inspectora Sierra pierda el protagonismo y que Gandía se haga con el papel de villano de la temporada. Y eso sí que me ha parecido un acierto, es el personaje que más aporta a la historia y al espectador: el caos, el miedo, el descontrol, la tensión… También hacer especial mención a Tamayo y Antoñanzas, el mejor dúo de la serie.
Otra aspecto muy positivo es que la nueva temporada ha apostado por los personajes femeninos más que en anteriores temporadas. A parte del Profesor y Gandía, son Estocolmo, Lisboa, Nairobi, Manila, Sierra y Tokio las que llevan todo el peso de la trama. Además, a través de ellas, directa o indirectamente, hacen reflexionar al espectador acerca de ciertas conductas y realidades de nuestra sociedad. Aún así, creo que metidos en este terreno, se podía haber arriesgado mucho más, podrían haber implantado de verdad el matriarcado al que hacía referencia una de sus protagonistas.
Como ocurre con todas las series exitosas, Netflix ha obligado que esta producción española tenga que extenderse lo máximo posible en el tiempo. Como consecuencia, la temporada 4 de La Casa de Papel ha girado a un campo donde las peleas y tiroteos priman sobre un plan inteligente, dejando entrever muchas carencias. Sin embargo, sabe jugar con los nuevos recursos para seguir captando la atención del espectador hasta el final. No sé lo que nos traerán las próximas 2 nuevas temporadas, una vuelta a la estrategia (ojalá) o de nuevo más acción, pero si de algo estoy seguro es de que las devoraré igual que esta última, tengan los errores que tengan.
¿Qué os ha parecido a vosotros?