Nosotros: Ha llegado la hora de que los oprimidos tomen el control del mundo.
A continuación analizaremos la esperadísima segunda película de Jordan Peele tras arrasar con la, para mi gusto, mediocre aunque original en su premisa y su punto de vista Déjame Salir.
Esta vez, contemplaremos cómo una familia decide pasar las vacaciones en la casa de veraneo de la madre cuando ésta era una niña, de la que por cierto, se nos irá mostrando, mediante flashbacks, que en uno de aquellos veranos sufrió un infortunio. Volviendo al presente, una noche verán cómo un grupo de desconocidos intentan asaltar su casa con misteriosas intenciones.
Lo primero que tenemos que remarcar es que no nos encontramos ante la típica película de terror de asaltos a casas, es decir, la trama, que se va tornando más y más rara conforme van pasando los minutos, va dejando pistas de lo que irá ocurriendo, desde el primer minuto, cosa que hará que el desasosiego se vaya apoderando de nosotros ya que no entendemos lo que ocurre, pero pasa el metraje y lo vamos comprendiendo.
Volvemos a subrayar que es una cinta compleja, tiene momentos que nos pueden resultar absurdos y al momento siguiente, que nos parezca brillante. Algunos dirán que la película tiene altibajos, puede ser, pero también es verdad que conforme pasan las horas y los días, sigues pensando en lo que has visto, en el poso que te ha dejado y, personalmente, entiendo y me gusta más la película ahora que cuando la vi, y de hecho ya salí con la sensación de que me había gustado lo que había visto.
La película tiene un mensaje muy claro: la culpa nos puede devorar ya que esperamos que nuestros actos, más tarde o más temprano, nos llevan a enfrentarnos a que lo que hacemos y tendrá repercusiones de forma inevitable. Por otra parte, también contiene una feroz crítica social, como no podía ser de otra manera, por quien firma el guión y dirige el film, en la que se pone de manifiesto que la brecha existente entre la clase alta y la clase baja es cada vez mayor y que los oprimidos, olvidados y desamparados reclamarán que ha llegado la hora de que ellos lleven las riendas del mundo y los más afortunados, acaudalados y privilegiados deberán bajar hasta las catacumbas y prueben a vivir despojados de todo lo que tuvieron.
Si nos detenemos en el guión, podemos afirmar que Jordan Peele ha logrado entregarnos una historia elaborada, con un poso que cala en el pensamiento del espectador, sin embargo, no logra desmarcarse de algunos clichés del género, además de que el giro final, aunque efectivo, resulta predecible desde las fases tempranas del visionado, es decir, no es una historia redonda, pero nos resulta más que notable y satisfactoria.
En cuanto a la dirección, Jordan Peele demuestra que está refinando y mejorando su puesta en escena, dotando de una gran envergadura visual a la obra, que hará que con el paso del tiempo vaya siendo cada vez mejor valorada, con una dirección de actores estupenda y deteniéndose en una violencia que ya raras veces vemos en el cine de terror comercial que inunda las carteleras en estos tiempos, apoyándose en la exquisita fotografía de Mike Gioulakis, que en ocasiones parece que la cinta sea más sórdida y en otras asfixiante.
En cuanto al montaje, tenemos que detenernos en el trabajo realizado por Nicholas Monsour, que nos presenta un equilibrado ejercicio en el que empezamos en una cinta convencional asistiendo al veraneo de una familia, seguimos con un enfermizo y desasosegante asalto y finalizamos con un desenlace efectista.
En cuanto al apartado actoral, nos tenemos que fijar, irremediablemente, en la descomunal interpretación, por partida doble, de Lupita Nyong’o, auténtica brújula emocional y narrativa del relato, transmitiéndonos tanto su intranquilidad como su terror y otras emociones que van aflorando a lo largo del film. Además, el giro final, siendo predecible, nos hace apreciar aún más el esforzado e inconmensurable trabajo que ha realizado la actriz mejicana, haciendo evidente los matices que ha ido aportando a sus dos papeles.
Elisabeth Moss, en un papel pequeño, sirve de apoyo a la protagonista, haciendo patente lo buena actriz que es ella también. Por otro lado, nos ha parecido que la actuación de Winston Duke, aunque sobre el papel era una buena idea que fuese el alivio cómico de la cinta, siendo el contrapunto a la intensa actuación de su mujer en la ficción, al final ha sido un tiro en el pie, es decir, nos ha sacado de la cinta cada vez que hacía o decía algo; muy desacertada su elección de cásting para hacer de marido de Lupita Nyong’o.
Por último, queremos destacar su banda sonora, obra de Michael Abels, que será otro ingrediente más que hará que la película resulte tan asfixiante. Desde los títulos de crédito iniciales, la música no hará otra cosa que sugestionarnos para que percibamos que nada va bien y que en cualquier momento la historia puede saltar volando por los aires, al igual que nuestra cabeza.
En resumen, nos encontramos ante una película de terror que nos aportará, como puntos positivos, más cosas además de aterrarnos, con un mensaje claro y contundente, una actuación de Lupita Nyong’o portentosa, una dirección más que notable de Jordan Peele, y como puntos negativos, un guión que no es todo lo redondo que nos prometía, un giro final predecible y una actuación de Winston Duke que no está a la altura de su compañera de reparto.
PUNTUACIÓN: 7,5/10.