Shane Black regresa en el lado opuesto de la cámara, como el director de The Predator. Más de treinta años después de conocer un destino espeluznante en la gran pantalla como el bromista Rick Hawkins en la película de John McTiernan Depredador de 1987, este planteará un reinicio de las tres películas Predator anteriores (sin contar los dos crossovers Alien vs. Predator).
La película de Black ofrece un nuevo comienzo para la serie después de que Ndapol Antal en 2010 intentara tomar la saga en una dirección diferente, pero no pudo conseguir una continuidad.
Lamentablemente, el resultado final aquí es una bolsa mixta que está obstaculizada por la ejecución torpe y un desorden general.
The Predator tiene como el objetivo revitalizar la franquicia de ciencia ficción con nuevas ideas, pero solo tiene éxito en la acción sin sentido más que en la mitología cohesiva.
La película de Black tiene lugar en la actualidad y comienza poco después de que una nave espacial Predator se estrelle contra la atmósfera de la tierra.
El francotirador estadounidense Quinn McKenna (Boyd Holbrook) se encuentra con el piloto de la nave durante una misión en México. La criatura mata rápidamente a sus hombres y casi mata a Quinn antes de que logre detenerlo, permitiendo así que el gobierno de los EE. UU. capture al Depredador. Consciente de que sus jefes harán lo que sea necesario para mantener este incidente oculto, Quinn toma secretamente algunos de los equipos del Predator como seguro de vida y los envía por correo a su ex esposa Emily (Yvonne Strahovski) y su hijo Rory (Jacob Tremblay).
The Predator intenta incluir no solo los detalles de la historia de sus muchos personajes humanos, sino también una buena dosis de exposición acerca de por qué estos cazadores alienígenas vuelven a la Tierra y lo que realmente están tratando de hacer.
Si bien aquí hay algo realmente fascinante en la construcción del mundo, la película se siente sobrecargada y sufre problemas de ritmo. Se siente como si hubiera sido cortado y condensado a partir de un corte más largo que fluía mejor, pero se comprimió torpemente impulsado por el humor negro característico de Black.
Dejando a un lado las cuestiones de la historia, ciertamente acierta cuando se trata de un sangriento caos relacionado con los depredadores. Con la ayuda de una cinematografía nítida del frecuente colaborador de Zack Snyder, Larry Fong, Black presenta una gran cantidad de violencia clasificada R, algunas muertes ingeniosas y secuencias de acción durante los primeros dos tercios de la película.
Mientras que el tercer acto, que fue reescrito completamente, The Predator se las arregla para ofrecer un clímax que es notablemente diferente de cualquier entrega de Predator.
La saga siempre ha ofrecido una mezcla de acción, ciencia ficción, chistes cursis y monstruos (extraterrestres) de terror, y la película de Black no intenta cambiar las cosas en ese sentido.
En cuestiones técnicas muy buena banda sonora poniéndonos los tonos clásicos de la saga y una gran fotografía.
Los efectos digitales desastrosos como viene siendo habitual cuando se realizan nuevas grabaciones y se acaba el producto deprisa y corriendo.
Sobre todo se nota muchísimo en el ultimo acto del film y en las criaturas que no se han hecho con efectos prácticos.
No se olviden de la última escena de la película …. Lamentable.