Para qué engañarnos, casi siempre voy a ver una película condicionado por las expectativas de haber leído alguna crítica anterior, por los tráilers o por tener cierta idea de la obra en que se basa la cinta. En muchas ocasiones, al final esto juega en mi contra, pero en el caso de ¡Shazam! me ha ocurrido todo lo contrario. Quiero dejar claro que tampoco esperaba un fracaso, pero sí que me iba a encontrar una obra menor, de bajos vuelos y de un tono infantil, y en realidad tiene un poco de todo eso, pero convirtiéndolo en una seña de identidad que posiciona a la película entre mis favoritas del DCEU.
Para los que todavía no la hayáis visto, lo mejor que podéis hacer es evitar comparar la película con otras del género, ni siquiera con las de su propio universo cinematográfico. Es una cinta de superhéroes que se sale de la norma, que juega con sus propias reglas, que aborda el tono cómico no solo como una forma de hacer reír y pasar un buen rato al espectador, sino como forma de canalizar la dura situación que viven todos los personajes.
Estamos hablando de chicos de acogida, que por una u otra razón no tienen padres, que se han visto solos en el mundo, pero que al final han encontrado un hogar con gente como ellos. Su forma de mirar la vida es a través de la esperanza, de la ironía, del humor, de caer al suelo y volver a levantarse, y un buen ejemplo de todo ello se personifica en Freddy, uno de los pilares fundamentales de la película, principalmente por la magnífica interpretación de Jack Dylan Grazer. Billy Batson (Asher Angel cumple sin más en su papel) también tiene algo de esa esperanza, casi nunca la llega a perder, ya que el fondo es un optimista de corazón, pero sigue sin encontrar su lugar. Así que nos encontramos con una carrera de obstáculos en la que, a cada paso, cada uno de los chicos demuestran una absoluta madurez, de ahí que la sensación de “película infantil” se desplome rápidamente cuando ves la verdadera esencia de su historia.
Cuando entra en juego la transformación en superhéroe de Billy Batson se empieza a jugar con esa madurez del protagonista. Es irónicamente cuando Batson aparenta ser una persona mayor cuando su comportamiento deja más que desear, y aún así Freddy seguirá siendo la muleta que sostenga la relación entre ambos personajes, clave total de la película. La química que han conseguido Zachary Levi y Jack Dylan Grazer es brutal, se nota muchísimo que han disfrutado realizando la película, sobre todo en el caso de Levi, quien literalmente debe habérselo pasado como un niño.
Por supuesto, no puede haber un superhéroe sin su villano, y aquí entra en juego el actor Mark Srong como Sivana. Siendo sincero, no va a quedar como el antagonista más recordado de la historia, pero tiene todos los ingredientes para haber salido del paso con mucha dignidad. Primero tenemos a Strong, una apuesta siempre segura (tiene cara de malo, eso hay que reconocérselo), el personaje tiene unas motivaciones para hacer el mal bastante justificadas, y por último, siempre estás deseando ver un poco más al grupo de “secuaces” que le acompaña a todos los sitios.
Al principio comentaba que ¡Shazam! era una obra menor y de bajos vuelos, y esto tiene que ver principalmente por su bajo presupuesto, que no habrá llegado ni a los 100 millones de dólares. No cabe duda de que esto condiciona muchos aspectos de la historia, empezando por dejar aparcada la espectacularidad en muchos momentos, pero su director, David F. Sandberg, ha sabido adaptarse a la situación para plantear una película más a pie de calle, guiada por la relación de los personajes. ¿Me hubiese gustado algo más de épica, rayos y destrucción? Pues a veces sí, porque hay peleas entre Shazam y Sivana que quedan un poco descafeinadas al no contar con demasiados recursos, pero tampoco me va a quitar el sueño.
Sandberg cumple en la dirección sin demasiados alardes, no te vas a encontrar muchos planos icónicos, pero como decía, ha sabido guiar a todos los actores por una historia preciosa (con varios fallos de guion que hacen levantar alguna ceja, aunque nada grave), repleta de guiños al Universo DC y que al final te deja con la sensación de haber visto una película fresca y original, algo difícil de conseguir en los últimos años, donde tenemos de media 5 o 6 películas de superhéroes al año. Así que, por mi parte, yo me apunto a las próximas aventuras de Shazam y toda su familia.