Nuestro Predicador favorito regresó este verano con una temporada algo por debajo del grandísimo nivel al que nos acostumbró con su tanda anterior de episodios, pero no por ello menos apasionante y disparatada. Y es que en esta tercera temporada de Preacher, se abraza más que nunca la historia del cómic original, con lo bueno y lo malo que eso conlleva tal y como estaba la serie planteada hasta ahora. Pero comencemos, como es menester, por el principio de todo este embrollo.
Un lugar llamado Angelville.
Recordemos que la segunda temporada nos dejó con el impactante momento de la muerte de Tulip y con un Jesse Custer decidido, pero preocupado, regresando con su amada al último lugar de la tierra al que querría regresar: Angelville. Pero la ocasión bien merece tamaño sacrificio, y es que su “abuela”, la temible y terrorífica Madame L’Angelle (magníficamente interpretada por Betty Buckley), la matriarca del lugar, tiene el poder (entre otras cosas) de devolver a la vida a la buena y arisca de Tulip. Aunque veremos a lo largo de la temporada, que si todo en esta vida tiene un precio, resucitar a alguien puede salir realmente caro. Y es que veremos que L’Angelle es una espiritista sin escrúpulos que hará lo que sea con tal de consumir almas y mantenerse con vida cuantos años sean posibles.
Así pues, el grueso de la temporada tendrá lugar en esta suerte de circo de los horrores llamado Angelville, donde a través de inspiradas secuencias y una más que aceptable fotografía, podremos casi saborear el lodo que rezuma de sus aguas. El contra-trío protagonista de la temporada, será completado por T.C. y Jody, los perros fieles de Madame L’Angelle, y adaptados de una manera más o menos fiel al cómic (teniendo en cuenta cómo se las gasta la serie). Es aquí donde residirá uno de los principales problemas de la temporada: El exceso de peso que recae sobre esta trama.
Atrapados (y estancados) en Angelville.
Sin negar la importancia de esta parte de la historia, quizá se hace demasiado repetitivo a lo largo de tantos episodios el juego del gato y el ratón que se produce entre Jesse y la recién resucitada Tulip, con el trío de Angelville para acabar con la vida de L’Angelle, y con ella la maldición impuesta sobre la anterior. Por otro lado, la trama de Les Enfants du Sang y su hipnótico Eccarius, resulta especialmente refrescante y carismática, con un Cassidy realmente encantador (aunque igualmente un tanto distanciado de los cómics) del que, seguramente, no nos hubiese importado ver algo más.
Por su parte, Herr Starr y su séquito, seguirán suministrándonos los momentos más divertidos de la serie, y es que su insistencia para con Jesse, para que este acepte el preciado papel del Mesías en lugar del pobre Humperdoo, y su temor hacia el inquietante y repulsivo Gran Padre D’Aronique, harán que sintamos hasta cierta simpatía hacia él y sus devenires.
Finalmente, nos encontramos con la trama de Eugene y Hitler (Hilter para los amigos), que resulta ser casi testimonial. Y es que en este punto nos encontramos con otro de los grandes problemas de la serie: Con el bueno de Eugene se han distanciado tanto de los cómics, que ahora resulta realmente laborioso encajarlo con el resto de piezas que sí son más fieles al material original. Por no hablar de Hitler, creado exclusivamente para esta versión televisiva.
Afrontando el pasado.
Pero un momento, ¿y Jesse y Tulip? Pues como comentábamos, en Angelville. Yendo y viniendo de aquí para allá para acabar con L’Angelle. Jesse tendrá que vérselas con su pasado (del cual no está bastante orgulloso) y aceptarlo para poder afrontar su presente y su futuro a lo largo de un oscuro y tortuoso camino, y mientras tanto, charlar un rato con John Wayne ( adaptado de “aquella manera” en la serie). Tulip igualmente tendrá que vérselas con su pasado a la par que lidia con las apariciones de un insistente y extravagante Dios, que no dudará en encomendarle la misión más importante de todas… sin éxito.
Gamberrismo y buena factura técnica.
Entre tanto, disfrutaremos de momentos tan gamberros y grotescos como siempre: Robo de almas, masacres entre religiones, clones de discípulos de Jesús, sangrientas peleas en un particular Club de la Lucha, traiciones vampíricas, un obeso mórbido que se autoprovoca el vómito para poder seguir comiendo más, planes de exterminio mundial, El Santo de los Asesinos poniendo el infierno patas arriba, y un largo etc., aderezados con magníficos momentos musicales e interpretaciones a la altura y en la línea de lo que viene siendo la serie hasta ahora.
Sobre el futuro de la serie.
¿Significa todo esto que seguiremos disfrutando de Preacher el próximo año? Pues desgraciadamente habrá que esperar, ya que como viene siendo habitual, es más que probable que no se anuncie su renovación hasta dentro de unos meses. ¿Hay motivos para creer en su renovación? Pues a pesar de que la serie sigue en un descenso progresivo de audiencia, creemos que sí. Y es que Seth Rogen y Evan Goldberg, productores y guionistas de Preacher han declarado que su nueva serie para Amazon Prime, The Boys, “jamás hubiese sido posible sin el éxito de Preacher”, por lo que podemos deducir, que en AMC están satisfechos con la serie. Así pues, esperamos que la serie regrese con una nueva temporada, pues sería una pena quedarnos sin saber qué ocurrirá ahora que Herr Starr ha tomado a Cassidy como nuevo Mesías improvisado y que Jesse ha recuperado por fin a Génesis.