Crítica de ‘Superlópez’. La obra de Jan, pero descafeinada.

El salto a la gran pantalla del gran superhéroe español, Superlópez, ha sido algo costoso, y eso se ha notado y mucho.

El otro día pudimos asistir al visionado de la película Superlópez y, por ello, hoy podemos hablar en Cineverso de la misma. Superlópez es una serie de cómics protagonizados por el personaje homónimo, creado en 1973 por el dibujante español Jan. Nacido como una parodia de Superman,​ ha acabado convirtiéndose en un vehículo de su dibujante para abordar multitud de temas. Con un humor disparatado y, en ocasiones, con una mayor profundidad, Jan incluía una gran carga social en el personaje. Es habitual que las historietas tratasen temas de actualidad.

El primer detalle importante de la película con el que tiene que lidiar el guion firmado por Borja Cobeaga y Diego San José es con la necesidad de abordar la película como una introducción al universo de Superlópez. Siendo ahí donde empiezan a asentar una visión del personaje que no busca adscribirse a lo que vimos en la viñeta. En parte, para ponerlo al día. Pero también para ayudarles a perfilar un humor algo diferente al genial toque absurdo que dominaba las aventuras de Superlópez en sus inicios.

Lo curioso es que algunos de los elementos más disfrutables de la película surgen de ahí, en especial con todo lo referente a las escenas en las que aparecen Pedro Casablanc y Gracia Olayo, la pareja que encuentra al bigotudo bebé y decide quedárselo como hijo propio. Su aportación cómica está especialmente inspirada en las escenas que comparten cuando el personaje ya es adulto y cuenta con el rostro de Dani Rovira.

Mucho se criticó en su momento la elección de Rovira y la cosa tampoco mejoró cuando aparecieron las primeras imágenes. A mí me desató cierta indiferencia su fichaje. Una vez vista su actuación, me sucede que lo veo eficiente, sobre todo a la hora de potenciar un inesperado factor entrañable. Pero también que al que veo en pantalla no es realmente Superlópez.

Lo que parece interesarles a Cobeaga y San José es jugar con la cercanía que puede generar el personaje, centrándose en su lado más gris y esas dudas internas para abrazar el héroe atípico que es. Eso además está aliñado con un sentido del humor que sí que coquetea con el absurdo, pero que tiende más a alimentarse del patetismo, sin apostar nunca por destacar realmente en algo. Esto la beneficia y también se vuelve en su contra.

Los beneficios de ello están en que Superlópez no tiene ningún tipo de altibajo de ritmo y todo fluye con cierta naturalidad, tanto cuando se centra en cosas del día a día, ya que hay un toque costumbrista marcado en el que Cobeaga y San José ya se habían manejado bien con anterioridad, y que aquí vuelve a hacer acto de presencia- como cuando entra en escena la amenaza elegida para la ocasión.

Sí, es cierto que eché en falta más risas. Hay algún puntazo aquí y allá, pero aparte de Casablanc y Olayo el único que funciona de forma consistente por esa vía es Julián López.

‘Superlópez’ funciona como entretenimiento y sabe desarrollar las cartas con las que decide jugar. El problema es que también es una comedia de bajos vuelos y esa limitada ambición es lo que le impide hacer algo grande. Un buen ejemplo de ello lo tenemos en la forma de tratar sus orígenes, en el que lo absurdo aparece en detalles puntuales pero nunca se abraza. Ahí parece que Cobeaga y San José se quedan en tierra de nadie y la puesta en escena de Javier Ruiz Caldera tampoco hace nada por remediarlo.

Es ahí donde la película se queda a medio gas, porque tan importante es que Superlópez y los que los rodean actúen de forma reconocible como que tenga un adversario que le permita jugar con esas características que nos hicieron amar al personaje. Ahí la película falla, no de forma estrepitosa, pero sí lo suficiente como para que no pueda pasar de ser un entretenimiento cumplidor, que es mejor valorar en sí mismo, que como reflejo del ideal que teníamos en nuestra cabeza.

Además, visualmente da la talla, aunque en algunas escenas en lugares cerrados da la sensación de que lo podían haber trabajado todo un poco más. A cambio, hay que concederle que abre la puerta a una segunda entrega en la que quizá el personaje evolucione realmente a ese Superlópez que todos conocemos. A fin de cuentas, aquí está en una fase de formación y no en pleno rendimiento.

En definitiva, Superlópez’ dista mucho de ser la adaptación definitiva del popular personaje creado por Jany no me sorprendería que algunos renegasen de ella por ello. Como película individual tiene suficientes virtudes como para pasar un buen rato en nuestra butaca. Ojalá hubiese sido mejor, pero al menos no tiene los problemas de tono de ‘Anacleto, agente secreto’. Simplemente, le falta el empuje necesario en algunos aspectos.

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