Death Note adapta el popular anime y manga japonés de Tsugumi Ohba, en el que se cuenta los sucesos que provoca Light Yagami (Light Turner en la adaptación de Netflix), cuando el shinigami (ángel de la muerte) Ryuk le entrega un diario muy especial en el que se cita lo siguiente.
Las personas cuyos nombres se escriban en sus páginas morirán.
Como ya ha sucedido con otras adaptaciones estadounidenses de mangas japoneses, la ficción que dirige Wingard ha recibido acusaciones de blanquear la historia original con la occidentalización de sus protagonistas.
Antes del estreno, Adam Wingard declaró que su película terminaría justo en donde empieza el manga, por supuesto que con algunas diferencias.
Si tomamos en cuenta este argumento, lo que vimos fue una especie de precuela donde nos contaron cómo Light y L hicieron la transición a un escenario mucho más oscuro.
Lo más lógico es que, al volverse una celebridad, Kira empiece a matar a todo el que hable mal de él, de manera que la policía empiece a tener miedo de realizar una investigación seria y recurra a un investigador cuya identidad se mantenga en secreto.
Esto no quita que la primera parte es lo que es, pero debemos aceptar que sentó las bases para una historia que parece ser prometedora pero siempre teniendo los pies en el suelo.
Death Note está protagonizada por Nat Wolff (Ciudades de Papel), Margaret Qualley (The Leftovers), Keith Stalley (Straight Out Of Compton), Paul Nakauchi (Star Wars: The Clone Wars) y Shea Whigham (Boardwalk Empire).