Cabe destacar que no tengo mucho recorrido con Superman, más allá de algún cómic leído en la infancia y sus apariciones en Batman V Superman e Injustice, con lo cual no puedo decir nada acerca de los paralelismos entre la historia de Brandon Breyer y la del kriptoniano, más allá de los superficiales: chaval llegado a la Tierra desde el cielo, padres granjeros, concretamente de Kansas, Texas (hecho que la película aprovecha para introducir algo de crítica a la sociedad imperante en esos lares), descubrimiento de sus poderes y demás.
El Hijo trata de ser, a la vez, una película de terror al uso y, al menos según parece a primera vista, una película de superhéroes. La parte de terror al uso es bastante sonrojante durante el primer acto, pues se limita a introducir jumpscares baratos, pero en los dos actos restantes mejora un poco, sacando jugo a la estética de la vestimenta de su protagonista y al ambiente malsano que va envolviendo al desarrollo de los acontecimientos, y que alcanza su cénit en unas muertes que coquetean de forma gloriosa con el Slasher, a veces mostrando poco, otras mostrándolo todo, siempre de forma satisfactoria.
Pero el lado superheroico de esta obra brilla por su ausencia. Esta es una película de ese divertido género conocido como¨Niño malrollero¨, con coetaneas como La profecía en el mundo del cine o Lucius en el mundo de los videojuegos. Los poderes de Brandon Breyer podrían sustituirse por cientos de gimmicks distintos, que con un par de cambios podría hacerse practicamente la misma película. No existen escenas que muestren al protagonista adaptándose a sus nuevos poderes, ni un villano o unas circunstancias que pongan a prueba su valía, ni siquiera interés romántico. En su lugar, se opta por introducir estos elementos haciendo creer que están ahí como meros tropos de cine superheroico, para convertirse más adelante en tropos de cine de terror.
Al contrario de alguna que otra crítica que he leído por ahí, no creo que El Hijo sea una obra demasiado profunda. Parte de una buena premisa (¿Y si Superman odiara a la humanidad?) pero no llega a desarrollarla del todo, ya sea por motivos de duración -Unos escasos 90 minutos- , de ingenio o de presupuesto, pues los siete millones con los que cuenta denotan que los medios con los que ha contado esta producción han sido más bien escasos.
Una vez dicho esto, debo dejar claro que El Hijo es una película recomendable. Va de menos a más, pero una vez arranca, merece la pena embarcarse en la escalada de mal rollo y muerte que proponen David Yarovesky y el dúo de guionistas que comparten apellido con el director de Guardianes de la Galaxia, quien es, además, productor de la cinta. Contiene escenas notables, como los mencionados arranques Slasher o la escena del cuaderno (que recuerda mucho a Babadook, por cierto), y su estructura de intriga invertida (sabemos exactamente qué ocurre, pero el resto de personajes no, un delicioso The Guest a la inversa) hace mucho más llevadero el viaje, puesto que cada paso que da la trama supone una gota más, cada vez más cerca de colmar el vaso que supone la villanía de Brandon y su eventual transformación en Brightburn.