Según he leído, la producción de Silent Night comenzó antes de que se desatara la pandemia de Covid-19. Sin embargo, es difícil no leerla bajo muchos de los términos con los que hoy, tras la experiencia del virus, estamos todos tan familiarizados. Dirigida por Camille Griffin, la película sigue a un grupo de amigos que afronta unido el fin del mundo.
Nell y Simon (Keira Knightley y Matthew Goode) han invitado a sus antiguos compañeros de clase a cenar. Es Nochebuena y en la casa de campo de los promotores del encuentro se han juntado 12 personas. No todos se llevan bien, —algunos ni siquiera se soportan—, pero tratan de mantener la compostura a fin de no estropear una velada singular, extraña, que desde su inicio deja entrever que, de hecho, algo no va bien. “¿Habéis visto el discurso de la reina? ¿Estaba en su búnker?”, “Los niños se merecen que seamos sinceros con ellos”, “¿Tú te lo crees?”. El tan enrarecido ambiente va tomando forma a medida que avanza la cinta, y llegada a cierto punto se desentraña el misterio: según parece, a la mañana siguiente una nube de gas letal asolará el planeta. No hay escapatoria.
La narración tiene lugar desde una perspectiva en la que los personajes ya son conscientes de su destino, que han asumido de la mejor manera posible. La situación ha sido oficializada por el gobierno del Reino Unido y todos la manejan como el único e inevitable final. Al menos así actúan los adultos, que al mismo tiempo tratan de hacer comprender a los más pequeños de la casa, hijos de los protagonistas, lo que ocurrirá pocas horas después. Entre los niños destaca Art, interpretado por el jovencísimo Roman Griffin Davis (Jojo Rabbit), que se niega a aceptar que esa vaya a ser su última navidad, declarándose en rebeldía ante todas las decisiones de sus padres.
A pesar de lo trágico del relato, Silent Night se mueve en todo momento dentro de la comedia. Una comedia bastante oscura, eso sí. La angustia existencial de unos personajes que viven de forma autónoma su propio final se entremezcla con la catarsis colectiva a la que se somete el grupo de amigos ante su anunciada muerte. Nadie quiere que ocurra, pero todos dan por hecho que efectivamente ocurrirá. En ningún momento se aclara de dónde proviene la amenaza, —¿el cambio climático? ¿los rusos?— pero tampoco resulta necesario. Lo interesante es asistir a la reunión, participar en las relaciones, ser testigo de las estrategias que se utilizan para intentar hacer de la inminente desaparición de la humanidad un hecho lo menos traumático posible.
Silent Night se estrenará en cines el próximo 22 de diciembre. Hasta entonces, puedes contarnos qué expectativas tienes sobre la película en nuestro Twitter e Instagram.