¡Este artículo contiene spoilers de la tercera temporada de Westworld!
La tercera temporada de Westworld llegó a su final y encendió, como era de esperar, todo tipo de polémicas entre sus seguidores.
Un nuevo Westworld. La misma esencia.
Lo primero que quiero decir es que Westworld no es una serie cualquiera. Resulta imposible sentarse a verla y no debatir, analizar o buscar segundas interpretaciones en cada línea de diálogo. Es por eso que el programa se ha ganado un importante lugar entre los fanáticos de la ficción.
Deconstruyendo sus tramas y dosificando la información a lo largo de sus ocho episodios, la serie nos presentó un final que no resultó tan sorpresivo como lo pudimos haber imaginado en un principio. Sin embargo, valiéndose de sus propios recursos, dejó varios interrogantes para resolver en su ya confirmada cuarta temporada.
Quisiera comenzar destacando a tres de los personajes principales: Caleb, Dolores y Charlotte.
El primero debutó como protagonista en esta temporada. El desarrollo de su trama adquirió importancia al ser contada de manera confusa y desordenada. Fueron tantas las teorías sobre su naturaleza que al conocer su pasado real muchos seguidores se sintieron desilusionados.
Sin embargo, el importante rol de Caleb como líder de los humanos en lo que suponemos vendrá, nos hace creer que su aparición en esta temporada fue solo una presentación de personaje con vistas al futuro.
Dolores contra todos
Por el contrario, las motivaciones de Dolores parecían estar claras desde el primer episodio. Su historia de abuso y opresión por parte de los visitantes al parque fue lo que la hizo despertar. Todo parecía indicar que su único objetivo en esta temporada sería el de propiciar el final de la raza humana a modo de venganza.
Su plan se reveló recién en el último instante de la temporada. En ese momento, descubrimos que su idea era ayudar a Caleb y a los suyos a despertar al igual que ella lo había hecho anteriormente. Con su sacrificio final, logró compensar los violentos métodos utilizados para su revolución a lo largo de la temporada.
Ante la duda de si volveremos a ver a Evan Rachel Wood en un futuro, tenemos que recordar que todavía existe alguna que otra perla por allí.
La nueva Charlotte
El arco más interesante tal vez haya sido el de la réplica de Dolores que ocupó el lugar de Charlotte. Expuesta ante el permanente peligro de ser descubierta y sufriendo la pérdida de una familia a la que sintió propia, se vio forzada a tomar sus propias decisiones y a enfrentarse abiertamente a su creadora en el episodio final. Se podría decir que Charlotte trazó su propia narrativa hasta convertirse en la villana de la próxima temporada.
Apenas voy a mencionar a personajes importantes como Bernard, Stubbs y William. Si bien tuvieron pequeñas tramas repartidas a lo largo de los ocho episodios, no llegaron a tomar relevancia para el gran final. No descarto, por supuesto, que sus arcos se continúen desarrollando en la cuarta temporada. Recién entonces sabremos qué pasó con William y con Bernard en las escenas postcréditos.
La trama de Meave también me dejó la sensación de haber sido menos importante de lo que aparentaba. Aunque tuvo una gran intervención en el final, siento como si su personaje se hubiera estancado en el mismo lugar que al final de la temporada anterior. Recién después de su última charla con Dolores, logró evolucionar, tomar partido y continuar el legado de su oponente.
¿Control o libre albedrío?
El mayor plot twist de la temporada ha sido el de la inteligencia artificial que controlaba a su propio creador mientras todos creíamos que sucedía lo contrario. Luego de ser construido para proteger a la humanidad de su propia autodestrucción, Rehoboan tomó el control de la vida de cada persona (incluyendo la de Serac) para evitar cualquier divergencia que pudiera, según sus cálculos, precipitar el fin del mundo. Sin embargo, quedó en claro que al manipular el libre albedrío lo único que logró fue posponer el inevitable final.
El libre albedrío ha sido el gran tema de la temporada. La posibilidad de tomar decisiones pero estar dispuestos a pagar el precio por hacerlo, fue uno de los planteos más importantes de la serie.
Es Dolores la que en este último episodio nos brinda la respuesta: “El libre albedrío existe pero es jodidamente difícil”. Nos queda claro que el precio a pagar por él podría ser el fin de la humanidad. De una manera u otra, vale la pena intentarlo
Rumbo a la cuarta temporada de Westworld
Con escenas de acción que no habíamos visto hasta el momento; con persecuciones en autos sin conductores, drones, disparos y explosiones, la tercer temporada demostró que a nivel técnico e interpretativo, es muy difícil que otra serie pueda compararse con Westworld. Sin embargo, su principal atractivo fue, es y seguirá siendo la calidad de su guión y su particular forma de presentarlo en pantalla.
Es cierto que el desarrollo y la resolución de la temporada actual no han sido tan buenos como lo esperaba. Con errores y aciertos, la serie conservó su esencia y logró mantenerme intrigado hasta el final. Al igual que Dolores, yo elijo la belleza y aguardo ilusionado por la continuación de la serie.
Su narrativa puede ser tramposa, ocultar información y engañar al espectador haciéndole creer una cosa por otra pero de eso se trata Westworld. Jugamos este juego desde el primer episodio y al igual que el hombre de negro, no vemos la hora de llegar al final del laberinto.
Lo importante es seguir disfrutando del camino que nos conducirá hacia él.