En esta crítica de “Indiana Jones en busca del Arca Perdida” explicaremos por qué no se puede hablar de clásicos de aventuras del cine sin hacer especial hincapié en ella. Se trata de una clara muestra de que el talento de una dirección magistral y una ambientación cuidada sin necesidad de CGI por todas las esquinas es suficiente para construir una historia memorable que perdura casi 4 décadas después de su estreno (¡40 años ya!).
Los primeros 13 minutos de la película son la presentación perfecta del personaje que pasaría a ser historia del cine: un camino lleno de trampas hasta llegar a la reliquia dorada, teniendo que huir después a la carrera de la bola gigante que amenaza con aplastarle y, por último, evitar una emboscada. Y justamente, esa es la línea que siguen las tramas de la trilogía (lo siento, pero la 4ª no existe): a través de su ingenio y sus conocimientos, Indiana Jones debe evitar las trampas puestas por las antiguas civilizaciones para hacerse con la reliquia (en este caso el Arca de la Alianza), para justamente después tener que enfrentarse a las emboscadas tendidas por la civilización actual (los nazis).
El tándem de George Lucas (guion) y Steven Spielberg (dirección) en esta película es fantástico. Tiene un ritmo lo suficientemente rápido como para que 2 horas se te hagan cortas, dándole acción a la trama y giros continuos. Las persecuciones en esta película son geniales. Al mismo tiempo se detiene en lo necesario para proporcionar información al espectador, haciéndole sentir que está aprendiendo acerca de antiguas civilizaciones (aun siendo todo inventado). Todo ello conducido por un humor de fondo que te mantiene con una sonrisa de satisfacción constante (a pesar de los momentos de tensión). Por si fuera poco, a ese tándem se une John Williams, regalando una de las composiciones más características del cine. Y no hablo solo el leitmotiv del protagonista, si no de toda la BSO, de la cual se podría hacer un artículo entero.
Con esos 3 genios el éxito estaba asegurado, pero Harrison Ford llegó para convertirse en la pieza clave de la película. En mi opinión, está sublime. Desde el primer minuto en pantalla consigue transmitir el aura del intrépido arqueólogo: aventurero, carismático, seductor, despreocupado, maduro, inteligente, audaz… Se nota que le ayudó haber interpretado a Han Solo previamente, ya que es un tipo de personaje parecido. Pero en esta película da un paso más y consiguió hacer a Indiana Jones completamente suyo. Un ejemplo sería precisamente la improvisación de una de las escenas más recordadas: el disparo al contrincante en el duelo de espadas.
Como veis, me cuesta mucho sacarle pegas a “Indiana Jones en busca del Arca Perdida”, a parte de los típicos Deus Ex Machina y “fantasmadas” que necesita este género. Por eso, me sentí completamente identificado con Sheldon Cooper de “The Big Bang Theory”. En un capítulo de Big Bang Theory en el que Amy le desmonta una de las películas de su infancia en una sola frase: sin Indiana Jones el desenlace de la película hubiera sido el mismo. Indiana Jones no influye en la historia: sin él, los nazis hubieran encontrado el arca y tras abrirla, hubieran muerto.
Totalmente de acuerdo. Pero a eso, tengo una cosa que decir… Quizás el protagonista sea prescindible para el desenlace de la trama, pero para cualquier amante del cine y para cualquiera que necesite 2 horas de entretenimiento y diversión, ¡Indiana Jones es más que indispensable! Y a los hechos me remito, 39 años después Indiana Jones sigue siendo la fuente de inspiración de muchas personas, tanto adultos como niños. Pues… ¿Quién no querría ser Indiana?