Reseña de “Veneno: El Enemigo Interior” y “Veneno: El Macero”.

Para nuestra segunda reseña sobre cómics hemos vuelto a escoger a nuestro personaje fetiche, Veneno, y como novedad, haremos un análisis de dos de sus miniseries, al ser ambas cortitas pensamos que desmenuzándolas en un mismo artículo puede resultar más ameno para todo el que nos esté leyendo.

En primer lugar, nos embarcaremos en la historia titulada “El Enemigo Interior”, cuyo arranque no puede resultar más divertido al ambientarse en la Noche de Halloween, donde vemos cómo un grupo de niños, disfrazados de héroes de Marvel, provocarán un socarrón comentario del Protector Letal.

Tras este breve y cómico encuentro, en el metro de San Francisco se están sucediendo unas muertes cruentas, donde unos seres, de los que solamente conseguimos distinguir sus sanguinolentos ojos, provocarán el caos y se propagará el pánico por la ciudad.

Veneno, además de hacer frente a estos misteriosos seres, deberá vérselas también con el Demoduende, que ha decidido atemorizar a la ciudad y con Morbius, el Vampiro Viviente, uno de los enemigos sobrenaturales más reconocibles de Spiderman, por si fuera poco, un hombre oculto entre bambalinas parece ser la mente maestra que está detrás de todos los sucesos que están sucediendo a orillas del Golden Gate.

La historia, sencilla y sin pretensiones pero que te atrapa y te ofrece puro divertimento, es obra del guionista Bruce Jones, mientras que el dibujo, bastante macarra pero sin pasarse, ofreciendo unos retratos, aunque a veces exagerados, nunca son cargantes, es obra de Bob McLeod, y por último destacaremos el color, trabajo que recae en Tom Smith que se amalgama perfectamente con los bocetos que vamos observando en las viñetas.

Finalmente, la siguiente historia de la que hablaremos, se titula “El Macero”, y aquí tengo que reconocer que aunque me ha entretenido su lectura, tengo que admitir, sin ningún tipo de discusión que se trata de una obra muy floja, ya que el antagonista al que se enfrenta Veneno me ha parecido tan insulso que no captaba mi interés en ningún momento.

La historia trata, básicamente, de un mercenario equipado con un traje de tecnología punta que está escapando de una organización y, para su desgracia, se topará con nuestro antihéroe, cosa que hará que lo pase realmente mal.

Quizá, su único punto interesante sea que se sigue explorando la relación que están teniendo Eddie Brock y Beck, personaje que apareció por primera vez en “Protector Letal” y que sigue debatiéndose entre sus sentimientos hacia Eddie y su pavor y estupor cada vez que tiene que presenciar los actos de Veneno.

El resto de la trama no puede resultar más anodina, solamente tengo interés por la trama de Brock y Beck y ver cómo Veneno reparte leña a todo el que intente hacer daño a las personas que están bajo su protección.

El flojo guión está en manos de Carl Potts mientras que el dibujo es obra de Liam Sharp, cuyo trabajo es, digámoslo finamente, bastante tosco, aunque teniendo en cuenta la época en la que nos encontramos, fue publicada en 1994, y que el personaje tiene como seña de identidad que no es grandilocuente ni persigue una elevada trascendencia, podríamos pasarlo por alto y decir que el dibujo es correcto sin más. Eso sí, el color, que vuelve a recaer en manos de Tom Smith, mejora bastante el dibujo, todo sea dicho de paso.

En conclusión, tenemos una primera historia efectiva y divertidísima, en cambio, la segunda pasará sin pena ni gloria por nuestra mente.

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