Crítica de ‘Vengadores: Endgame’, por Roberto López.

A continuación analizaremos “Vengadores: Endgame” la que ha sido, posiblemente, la película más esperada del año, y es más, con el ritmo de recaudación que lleva ya se ha posicionado como la 2ª cinta más taquillera de la historia y amenaza muy seriamente con arrebatarle el primer puesto a “Avatar”.

Antes de comenzar con la crítica queremos avisar de que vamos a desentrañar toda la trama de la película, así que, como se dice hoy en día, es una crítica con spoilers, así que si aún no habéis visto la cinta, no leáis este análisis hasta haberla visto, y para quien lo haya hecho ya, puede leerla con total tranquilidad.

Como ya enumeramos en la crítica de Vengadores: Infinity War, aquella película trataba de Thanos, no de los Vengadores. Para este largometraje, se han dado la vuelta a las tornas y ahora sí, la película que nos ocupa, gira en torno a los seis Vengadores originales (Iron Man, Capitán América, Thor, Viuda Negra, Ojo de Halcón y Hulk).

Tras el devastador desenlace que tuvimos hace un año, retomamos la historia justo antes de que Thanos haya chasqueado los dedos. Clint Barton, que se encuentra bajo arresto domiciliario, disfruta de un día en familia en el campo, cuando de repente, todos desaparecen y Ojo de Halcón debe averiguar qué ha pasado. A continuación ya estamos en el punto en el que acabó la película de 2018, con todos nuestros personajes paralizados, sin saber qué hacer ni cómo dar con Thanos para traer de vuelta a los desvanecidos.

La película se puede dividir claramente en tres actos: Una primera parte enfocada en los personajes, cuyo desarrollo argumental de algunos de ellos está muy logrado y lo explicaremos más adelante, sin olvidarnos de unos 20 primeros minutos que no dan tregua al espectador; una segunda parte que se centra en el plan para conseguir las Gemas del Infinito con el siempre controvertido tema de los viajes en el tiempo y una última parte que se decanta por el espectáculo más grande posible en la gran pantalla y el cierre de esta denominada “Saga del Infinito”.

El primer punto en el que queremos detenernos es en el guión. Para esta ocasión, Stephen McFeely y Christopher Markus deciden cambiar completamente el tono de la cinta, comenzando como una secuela directa de la trepidante cinta sobre Thanos para mostrarnos una película que hunde sus raíces en el drama en el primer tercio del film, enfocándola en su segundo tercio a las aventuras más desenfadadas y los constantes guiños, referencias y a los homenajes sobre esta vasta saga cinematográfica para acabar con el espectáculo y las emociones a flor de piel para una larga serie de personajes que nos llevan acompañando durante 11 años en la gran pantalla.

Los únicos lunares que le podemos achacar a la cinta son tanto los viajes en el tiempo, no porque sea un tema polémico, sino porque cuantas más vueltas le demos, es más fácil que encontremos incongruencias y agujeros de guión que no quedan bien resueltos, pero es algo nimio si tenemos en cuenta que les ha quedado una cinta que ha superado con creces las enormes expectativas que se habían depositado en ella.

El otro punto negativo argumental se refiere al tratamiento que les han dado a dos personajes, que no son otros que Hulk y Thor.

En cuanto al primero, he de admitir que siempre ha sido uno de mis personajes favoritos en las viñetas, como fan incondicional del Gigante Esmeralda no me puede resultar más repugnante el arco argumental que le han dado al personaje, pasa de ser un científico brillante dominado por una furia incontrolable a un primitivo y poderoso monstruo a una combinación de peluche de ambas psiques, algo que no soy capaz de asimilar en la adaptación que muestran en la película. No es culpa del actor, Mark Ruffalo, ya que se ha encargado de demostrar que es uno de los mejores actores de su generación a través de muchos films, pero aquí no le dan un material con el que trabajar en condiciones, simplemente le dan un bufón con el que rebajar su poder y contentar a los críos.

El otro personaje que está desaprovechado es Thor, al igual que en el caso anterior, no es culpa del actor, Chris Hemsworth, al que por cierto, hemos descubierto como un gran cómico, es también del desarrollo narrativo que le han querido imprimir al personaje. Pasó de ser un héroe con tintes de Shakespeare a un Dios que ha perdido todo y al que solamente la venganza le mantiene con vida (espectacular este retrato del personaje en la cinta de 2018) a ser un auténtico bufón tanto en la última parte de su trilogía en solitario como en la última entrega de los Vengadores y eso que lo que plantean es muy interesante, ha fracasado en su misión y se ha abandonado en la autocomplacencia tanto mental (se siente completamente derrotado y reniega de ser el rey de Nueva Asgard) como física (es un tonel al que solo le interesa pasar el rato bebiendo y jugando a la videoconsola), pero que conforme avanza la película vemos que él no avanza, se mantiene igual, movido por la inercia y eso no casa en absoluto con un personaje que nos mostró todo su potencial no hace mucho.

En cuanto a la dirección, los hermanos Joe y Anthony Russo vuelven a demostrar que eran la opción más viable para poder llevar a cabo la titánica tarea de cerrar una historia que involucra a 22 películas a lo largo de los últimos 11 años. El pulso que le imprimen a la película es el que debe ser tanto en su primera parte, mezclando la acción más desenfrenada y que argumentalmente nos arrincona cuando no llevamos ni 20 minutos de metraje hasta el detenimiento en los personajes, en cómo están haciendo frente a una situación irremediable y a la que nunca se han visto sometidos, pasando por un segundo acto lleno de aventuras, acción y con escenas que emocionan (como personalmente me pasó con una que detallaré en próximos párrafos) hasta terminar la cinta en lo más alto que el género de acción puede ofrecer aparte de cerrar las tramas de los personajes más icónicos de la franquicia.

En cuanto a las interpretaciones nos tenemos que detener en varios personajes.

Comenzamos por Robert Downey Jr. (Iron Man), que ya logró hace tiempo mimetizarse con su personaje, es decir, ya resulta difícil discernir dónde acaba el personaje y empieza el actor. Le ha imprimido un carácter y una forma de ser que lo convierte en un personaje fabuloso, pasando de ser un tío egocéntrico y narcisista (quien no recuerda como se jacta ante los medios de comunicación de ser Iron Man al final de su primera película) a sentirse devastado por lo que ocurrió en Titán (como al llegar a la Tierra lo primero que le dice al Capitán América es que no pudo detener a Thanos y perdió a Spiderman) y resentido con el mismo Capitán por no haberle hecho caso en los Acuerdos de Sokovia provocando la disolución de los Vengadores y que no confía en él y llamándole mentiroso.

Cuando la película sufre un salto temporal de cinco años, Tony Stark es el único que ha conseguido rehacer su vida, incluso ha formado una familia junto a Pepper y tienen una hija, llamada Morgan, así que en ese momento, él es el que tiene más que perder si los Vengadores deciden un último y desesperado intento para arreglar el holocausto provocado por Thanos.

Al final comprende que él debe ser el que detenga a Thanos en combate y, como le dice el Doctor Extraño, en ese momento, él deberá usar el Guantelete del Infinito para salvar a todo el Universo, a pesar de que morirá y no volverá a estar junto a su familia (su muerte me conmovió pero lo hizo aún más ese discurso que dejó grabado especialmente para su hija, en el que resulta imposible no emocionarse con la grandísima actuación de uno de los mejores actores de su generación al que le ha llegado, algo más tarde de lo previsto, todo el reconocimiento que le debía la industria).

La siguiente actuación que queremos destacar es la de Scarlett Johansson (Viuda Negra), un personaje, que al ser en sus inicios una espía, siempre se ha movido en terrenos grises, es decir, nunca sabías realmente sus intenciones o si era leal a alguien. Con el paso de las películas hemos visto cómo era un apoyo inquebrantable para el Capitán América y una amiga y casi podríamos decir familia de Ojo de Halcón, hasta el punto de que en esta película es la que se siente más derrotada y vulnerable, porque tal y como le dice al Capitán, ella nunca tuvo una familia y cuando la encontró (los Vengadores), vino un ser y se lo arrebató, cosa que la enfureció y que la llenó de determinación para encontrar una solución (impagable cuando va a Tokio a por Clint Barton y le pide perdón por no haber conseguido haberle dado antes esperanzas de recuperar a su familia) hasta que llegamos, a través de los viajes en el tiempo, a Vormir, otra vez, junto con su amigo Clint, para recuperar la Gema del Alma y ella se sacrifica para que Clint recupere a su familia y para la que ella considera su familia vuelva a estar reunida y ella descanse en paz sabiendo que todos están de vuelta (escena con la que lloré desconsoladamente y que me parece, de largo, la mejor del UCM, desbancando, precisamente, la escena de Vormir con Thanos y Gamora de la película anterior).

Otra actuación que quiero destacar es la de Jeremy Renner (Ojo de Halcón), personaje que ve ante sus ojos cómo su familia se desvanece y cómo su manera de lidiar con su pérdida es ir acabando con todos los criminales del planeta hasta que llega Viuda Negra y le da esperanzas. A partir de ese momento, será capaz de ir en una misión en la que su objetivo primordial es recuperar a su familia y amigos y será golpeado duramente cuando vuelva a ser testigo de cómo su mejor amiga se sacrifica para que tanto él como el resto puedan volver a reunirse con sus seres queridos.

La penúltima interpretación que queremos analizar es la de Chris Evans (Capitán América), un personaje que siempre antepuso al colectivo por encima de él mismo, es decir, siempre se ha preocupado por los demás de manera desinteresada y nunca ha buscado su propia felicidad (como ya le pasó en su primera película, antepone salvar al mundo a costa de saber ciertamente que nunca volverá con el amor de su vida y que siempre le deberá aquel baile que le prometió a Peggy Carter) y en esta película hace lo mismo, le dice a todos que deben pasar página mientras que él es incapaz de hacerlo, sabiendo que en su época lo perdió todo y que ahora lo ha vuelto a perder todo. Pero al final, cuando derrotan a Thanos y deben devolverse las Gemas del Infinito a sus respectivas líneas temporales, el Capitán América decide hacerlo y cuando lo hace, decide vivir esa vida que siempre se ha negado por el bien de todos, así que vuelve junto a Peggy y viven juntos hasta que ella muere, momento en el que el Centinela de la Libertad vuelve al presente para darle el escudo al Halcón, su amigo Sam y que él sea el nuevo Capitán América.

Por último queremos subrayar la actuación de Josh Brolin (Thanos), que comienza como el personaje que conocimos en la película anterior y que tras su inesperada y brutal muerte a manos de Thor, nos presenta la versión del pasado, una versión que descubre lo que va a pasar y cuya ferocidad ante sus enemigos es aterradora, sabe que en el futuro gana, así que no tiene que andarse con miramientos ya que como él mismo afirma, es inevitable, una nueva perspectiva de un villano memorable para esta saga.

Si nos paramos en el montaje diremos lo que hemos ido analizando durante toda esta crítica, a pesar de contar con un elevado metraje que se va hasta las 3 horas y poder diferenciar la cinta en 3 partes con temáticas y tonos únicos entre sí, el ritmo es rápido, no tienes la sensación de haber estado tanto tiempo sentado en la butaca, a eso contribuye de manera decisiva, que haya tanto drama de gran calado como aventuras, humor y acción, todos ellos cohesionados de manera notoria.

La banda sonora es otro de los puntos fuertes de la película, presentando temas que se quedarán en nuestra memoria (muy emocionante el tema de Vormir, que ya escuchamos un año atrás, el tema “Portals”, cuando aparecen todos los desvanecidos, sin olvidarnos de la mítica melodía de la franquicia cuando el Capitán América empuña el Mjolnir e invoca a todos los héroes al grito de ¡Vengadores, reuníos!) que nos harán vibrar de adrenalina en las escenas más épicas como las que nos emocionarán con lo que nos vayan mostrando de nuestros personajes favoritos.

La fotografía también destaca en esta ocasión, dando un tono más lúgubre en el primer acto de la película, otorgándole más luminosidad en los 2 últimos actos para remarcar tanto las aventuras como el enfrentamiento más épico mostrado en la franquicia.

El último punto que destacaremos, y no por ello es menos importante, vuelven a ser los efectos visuales, que vuelven a mostrar un nivel superlativo y más aún teniendo en cuenta que debe saldarse con el enfrentamiento más multitudinario que haya creado Marvel Studios en sus 11 años de existencia, cumplen sobradamente y nos dan un espectáculo sin precedentes.

En resumen, nos encontramos ante un cierre de saga que roza la brillantez, una recompensa tanto para los que se han acercado a las películas durante estos últimos 11 años como para los lectores de cómics, una película que es una montaña rusa de emociones y que únicamente cuenta como puntos negativos con el desarrollo que le han dado a los personajes de Thor y Hulk y que si no has visto todas las películas, seguramente te perderás en la trama y sus constantes guiños, homenajes y referencias mostrados en la pantalla.

Puntuación: 8,5/10

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